Hola, qué tal, apreciados lectores, es un gusto volverles a saludar, en esta ocasión les presento un nuevo estudio, esperando como siempre sea de mucha bendición para todos ustedes.
Nuestro tema en esta ocasión se trata de la tan aclamada unidad del cuerpo de Cristo, tan necesaria y a la vez tan distante. ¿Por qué será? veamos a continuación.
Orando Jesús a su Dios y Padre por sus discípulos y por nosotros, le pedía:
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. (Juan 17:23 Reina Valera 1960).
Sin duda alguna, para nuestro señor Jesús, la unidad en pensamiento y sentir de sus fieles seguidores era una de las cosas más importantes para él, es por eso que orando a su Padre, Jesús le pide por la unidad de sus seguidores con mucho énfasis, y esto es algo que nosotros los que decimos ser sus alumnos, no podemos obviar de ninguna manera, bajo ninguna circunstancia.
Podemos notar que esto es una prioridad de nuestro señor Jesús, porque vemos también a los apóstoles después de Jesús, dándonos la misma exhortación de mantener la unidad en Cristo Jesús:
«Procuren mantener la unidad que proviene del espíritu Santo, por medio de la paz que une a todos». (Efesios 4:3 Dios Habla Hoy).
Como cristianos hemos sido llamados a una misma fe y una sola esperanza. El deseo de nuestro maestro Jesús es que todos sus seguidores piensen una misma cosa, tengan una misma fe y un mismo conocimiento y en ese caminar de construcción, lleguemos un día a la perfecta unidad:
«Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo». (Efesios 4:13 Nueva Traducción Viviente).
Sabiendo todo esto, surge la pregunta: ¿Por qué la cristiandad no permanece unida? Y esto se da no solo en las religiones cristianas, que ya conocemos existen miles de denominaciones, sino también en nuestra fe, en aquellos que decimos ser alumnos de Cristo y que pretendemos tener la doctrina de Cristo y seguirla al pie de la letra, en eso sí que nos parecemos mucho a quienes no queremos.
Creo que una de las respuesta a esta pregunta y considero que es la principal causa, es porque en realidad no hemos hecho de Cristo en nuestras vidas lo que debería de ser. Debemos entender que Cristo no es una opción, él no es uno de los caminos a Dios, él es el único camino a Dios, Jesús no tiene parte de la verdad, él es la verdad, Jesús no tiene la vida, él es la vida.
Si usted está de acuerdo con estas afirmaciones acerca de Jesús, si usted está de acuerdo con la importancia de la unidad en el cuerpo de Cristo, le tengo que hacer una pregunta, si él es el único camino a Dios, si él es la verdad, si él es la vida, entonces ¿qué lugar debería tener Jesús en nuestras vidas?
La respuesta es muy sencilla: Jesús debería ser el centro de nuestras vidas, el centro de nuestras familias, el centro de nuestros matrimonios, el centro de nuestras decisiones, el centro de nuestras palabras, el centro de nuestro tiempo, Jesús debería tener el primer lugar cuando nadie nos está mirando, Jesús debe tener preeminencia en nosotros.
En todas las áreas de nuestras vidas, Cristo debe ser primero, para que seamos uno, exhibiendo el carácter de Cristo.
Cuando Jesús es preeminente en nuestras vidas, cuando Jesús es el centro de nuestras vidas, la tan anhelada unidad es fácil. Porque si Jesús es el centro de tu vida y de mi vida, no habrá ninguna diferencia que no se pueda resolver ¿por qué? porque el ego no será el centro de nuestras vidas, porque el orgullo no será el que tome decisiones en nuestras vidas, sino que Cristo va a ser el centro de nuestras vidas, y si Cristo es el centro de nuestras vidas, la unidad es bien fácil, no hay que crearla, no hay que trabajarla, esta ya existe, solo hay que guardarla. (Efesios 4:3).
La segunda causa por la cual la tan anhelada unidad en el cuerpo de Cristo no se da, es porque aún teniendo el conocimiento correcto acerca de Dios y de Jesús, no estamos practicando el amor de Dios, sí, así como lo lee, aunque nos cueste asimilarlo.
Pregúntese, como cristianos ¿qué carácter estamos reflejando en la iglesia, con los hermanos y al mundo? El amor de la Biblia no desune a los hermanos, todo lo contrario los une, claro, esto si practicamos el amor de la Biblia, pues escrito está:
«Por encima de todo, tengan amor los unos por los otros, porque el amor los mantendrá perfectamente unidos». (Colosenses 3:14).
Si nos mantenemos desunidos ¿cómo podemos hablarle al mundo de que vengan a ser parte del cuerpo de Cristo? ¿Con qué moral podemos hacer eso? No podemos ofrecer lo que no tenemos.
La iglesia es llamada el cuerpo de Cristo, y el cuerpo es uno, aunque son muchos miembros, son un solo cuerpo, así también Cristo. (1 Corintios 12:12).
Considero que estas dos cosas han sido las causas principales por la cual no se da en muchos cristianos la tan predicada y anhelada unidad: La falta de Cristo en nosotros y la falta del amor bíblico entre los hermanos.
Lo que tenemos que asimilar es que no somos nosotros, sino que debe ser Cristo en nosotros. No somos gente haciendo cosas, sino que es Dios haciendo y produciendo su obra en nosotros y a través de nosotros, Dios no está esperando de nosotros servicio si no es Dios quien produce la obra, y esto no va a ocurrir sino aceleramos el proceso de Cristo en nosotros, que es negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz cada día para que esto ocurra.
La exhortación a los cristianos es guardar la unidad que ya está dada por Cristo a aquellos fieles seguidores, que permiten que Cristo gobierne sus vidas y pueden vivir practicando el amor que Jesús nos enseñó:
«Yo les he dado a mis seguidores el mismo poder que tú me diste, con el propósito de que se mantengan unidos. Para eso deberán permanecer unidos a mí, como yo estoy unido a ti. Así la unidad entre ellos será perfecta, y los de este mundo entenderán que tú me enviaste, y que los amas tanto como me amas tú». (Juan 17:22 Traducción Lenguaje Actual).
Le pido a Dios que nos de entendimiento para poder recibir con amor y fe esta pequeña exhortación, para que podamos hacer de Cristo el centro de nuestras vidas, para que podamos amar a nuestro prójimo y así poder cumplir con toda la ley de Cristo, porque de nada vale saber todo esto si no lo aplicamos.
Agradecidos con todos ustedes por leer y compartir cada articulo. ¡Saludos!
«Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos» (Juan 13:34-35 NVI).