El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente este era Hijo de Dios. (Mateo 27:54).
Para estas fechas se celebra en casi todo el mundo, la muy mencionada «semana santa», semana en la que la mayoría de personas, tanto religiosas como no religiosas estiman que es la fecha en la que fue crucificado nuestro señor Jesús.
Unos lo recuerdan como una fecha muy importante, otros lo conmemoran con especialidad y otros simplemente descansan en sus casas viendo películas alusivas a la muerte de Jesús.
Pero más que recordarlo o conmemorarlo, debemos de tener presente ¿Quién es Jesús de Nazareth? ¿Quién es esa persona que dio su vida por nosotros? ¿Quién es la persona que murió crucificado en la cruz del calvario?
Para responder a estas preguntas nos es necesario mencionar al primer hombre creado por Dios, Adán. La Biblia enseña que por ese hombre entró el pecado al mundo, y por el pecado entró la muerte:
«El pecado llegó al mundo por lo que hizo un hombre. Con el pecado llegó también la muerte. Todos tendrán que morir porque todos han pecado». (Romanos 5:12 PDT).
También nos enseña que si por el pecado de Adán, mueren muchos, por el don de Dios y la gracia de un hombre, mucha gente recibirá el regalo de la vida:
«En cambio, el regalo de Dios no tiene comparación con el pecado de Adán: lo que mucha gente recibió por culpa de un solo hombre fue la muerte. En cambio, lo que mucha gente recibió por el generoso amor de Dios fue el regalo de la vida gracias a un solo hombre: Jesús Cristo». (Romanos 5:15).
La Biblia es transparente, lo ha podido leer usted mismo estimado lector, la Biblia enseña que un hombre, un ser humano fue el que entregó su vida en rescate por muchos, fue el hombre Jesús el que padeció la tortura de la cruz.
Me pregunto: ¿Será que los que conmemoran estas fechas son conscientes de esto? ¿Será que tienen claro quien murió en la cruz del calvario por sus pecados?
Veamos por las propias palabras de Jesús, quién es él, la persona que murió para redimir a muchos y hacerlos aceptos delante de Dios. Para que así, la próxima vez que usted recuerde estas fechas, lo haga desde la perspectiva que dio el mismo Jesús acerca de él.
Desde mucho antes de su crucifixión, los fariseos intentaban matar a Jesús, ya que sus palabras no hallaban cabida en ellos, ellos no aceptaban lo que Jesús les enseñaba. En una de tantas veces Jesús discute con ellos, los confronta y les dice que aunque ellos eran descendientes de Abraham, sus acciones eran contrarias a las de Abraham, pues ellos intentaban matarlo:
«Sin embargo, ahora ustedes tratan de matarme. Soy un hombre que les ha dicho la verdad que recibió de Dios. ¡Abraham no hizo nada de eso!» (Juan 8:40).
Preste atención a las palabras de Jesús: Soy un hombre. No dice que tiene dos naturalezas, sino solamente una: Humana. ¿Le cuesta creerle esto a Jesús, estimado lector?
En otra ocasión, antes de ser crucificado, los judíos acusaron a Jesús de blasfemia:
«Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios». (Juan 10:33).
Como sabrán, esa es una acusación y un pecado muy grave, porque según la ley, quien blasfemara el nombre de Dios, debía morir apedreado. Entonces Jesús inmediatamente responde quitándose de sí esa acusación tan grave y les dice:
«¿Al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?» (Juan 10:36).
Note por favor la respuesta de Jesús, cuando les dice: Hijo de Dios soy. En ningún momento Jesús dijo ser Dios, ni siquiera lo aceptó cuando le dijeron que «siendo hombre te haces Dios». Todo lo contrario, él acepta su humanidad, los corrige y les aclara: Yo no he blasfemado, no me estoy haciendo Dios, no soy Dios, he dicho que soy: el Hijo de Dios.
Y es que si los asistentes a las Iglesias escucharan atentamente y de verdad las palabras de Jesús, se dieran cuenta que en todo su ministerio, Jesús NUNCA enseñó que «él era Dios en la carne», «Dios hecho hombre», «Dios el hijo», ni ninguna de esas frases que surgieron en el siglo IV y V después de Jesús, los apóstoles y el Nuevo Testamento.
Nadie puede ser Hijo y Padre de sí mismo a la vez. Decir que el hombre Jesús era Dios, es contradecir al mismo Dios que dice:
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. (Números 23:19).
Porque Dios soy, y no hombre. (Oseas 11:9).
El Dios de la Biblia no puede morir, no fue el Dios Todopoderoso quien murió en la cruz por nuestros pecados, fue su Hijo humano Jesús el Cristo.
Por lo tanto, debemos tener mucho cuidado con hacer afirmaciones que contradicen totalmente a lo que Dios mismo ha enseñado en la Escritura.
Jesús siempre enseñó que él es un hombre, el hombre ungido por el único Dios verdadero, y así lo reconocían sus discípulos:
«Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente«. (Mateo 16:16).
Jesús no contradice a Pedro por su respuesta, sino que lo confirma y le dice bienaventurado por la veracidad de esa respuesta, que no se la enseñó a Pedro ningún humano, sino directamente Dios:
«Jesús le dijo: Simón, hijo de Jonás, qué afortunado eres porque no fue un ser humano el que te lo reveló, sino mi Padre que está en el cielo». (Mateo 16:17).
Un Dios no puede ungir a otro Dios, en la Biblia, los ungidos son hombres, ungidos por el único Dios verdadero para una asignación especifica.
Cuando Jesús estaba preso, lo llevaron donde el sumo sacerdote, quien le hacía muchas preguntas, sin embargo, Jesús no respondía, pero luego le hizo una pregunta bastante interesante:
«Pero Jesús se quedó callado. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te estoy poniendo bajo juramento en el nombre del Dios viviente. Dinos si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho. Y les digo también que ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, llegando en las nubes del cielo». (Mateo 26:63-64).
Jesús con su respuesta: Tú lo has dicho, acepta que él es el Mesías, el Hijo de Dios. El hombre ungido por el único Dios todopoderoso. Tristemente al igual que en ese entonces, hoy en día las personas no quieren creerle a Jesús.
En el momento que Jesús estaba en la cruz, los que le injuriaban, los principales sacerdotes, los fariseos, los saduceos y los ancianos, en su «burla» le decían las palabras que Jesús les expresó y les enseñó:
«Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios«. (Mateo 27:43).
¿Quiénes son los que confiamos en Dios? Sí, los hombres, los seres humanos. Un dios no puede confiar en otro Dios.
En sus últimos momentos de agonía en la cruz, Jesús al no poder resistir más tanto sufrimiento, murió:
«Jesús dio otra vez un fuerte grito, y murió». (Mateo 27:50 DHH).
La Biblia enseña que ese hombre llamado Jesús, murió. Sí, literalmente murió. No fue una muerte fingida, no fue una muerte a medias, no fue una carne la que murió, no fue una hipóstasis la que murió, fue un ser humano, un hombre completo, el ser humano Jesús murió.
Estimado lector, usted que conmemora la semana santa, ¿está consciente de quién murió por usted en la cruz? Según las propias palabras de Jesús, los relatos y escritos del Nuevo Testamento, el que murió por usted y por mí en la cruz fue el hombre ungido Jesús, el Hijo de Dios.
Un hombre que estuvo muerto por tres días, y luego su Dios y Padre lo resucitó con Su poder:
«A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos». (Hechos 2:32).
Jesús mismo reconoce que literalmente él estuvo muerto:
«Y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre». (Apocalipsis 1:18).
No basta con recordar y conmemorar estas fechas, nos es necesario estar conscientes y en pleno conocimiento de quién dio su vida en rescate por usted y por mí, pues de ese conocimiento depende nuestra salvación, es por medio de Jesús y su sacrificio que tenemos entrada a la vida indestructible:
«Existe un solo Dios. Y existe uno solo que logró la paz entre Dios y los seres humanos: el hombre Jesús Cristo, quien dio su propia vida para pagar por la libertad de todos». (1 Timoteo 2:5-6).
El apóstol Juan nos enseña el motivo principal por el cual él escribió su libro y nos exhorta a creer de Jesús así:
«Pero estas se han escrito para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre». (Juan 20:31).
Entender esto es de vital importancia para todos aquellos que creemos que por la fe en Jesús y en su sacrificio nosotros tenemos paz para con Dios y heredaremos la vida inmortal.
«Si alguien enseña ideas extrañas, y no está de acuerdo con la sana enseñanza de nuestro señor Jesús Cristo, ni a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe…» (1 Timoteo 6:3-4).
Ahora ya sabes quién fue la persona que dio su vida para redimirnos de nuestros pecados, el hombre Jesús murió de manera sustitutiva, en ese lugar debimos estar tú y yo, pero él entregó su vida y derramó toda su sangre por amor a ti y a mí.
A este Jesús, Dios lo levantó de los muertos y ahora vive no por la sangre, sino por el poder de Dios. A este Jesús, Dios lo ha hecho señor y Cristo y le ha conferido toda autoridad en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra. (Mateo 28:18; Hechos 2:36). Y por esa sangre tenemos redención, el perdón de nuestros pecados y vida eterna en su autoridad. (Efesios 1:7; Colosenses 1:14; Romanos 5:9).
Si permanecemos en él y sus enseñanzas son la guía de nuestra vida, si abrazamos la fe de Jesús y perseveramos hasta el fin, obtendremos la vida indestructible. (Juan 15:4-7; 1 Corintios 15:1-2; Colosenses 1:23).
Espero como siempre que este aporte sea de mucha edificación para tu vida y para aquellos con quienes lo compartas.
"Reciban abundancia de gracia y de paz, mediante el conocimiento que tienen de Dios y de nuestro señor Jesús" (2 Pedro 1:2).