Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos. Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban. (Marcos 5:15-20).
Dada la costumbre bien arraigada en la mayoría de los asistentes a las Iglesias, de que las personas deben «levantar la mano, repetir una oración y recibir al señor Jesús» para pertenecer a sus círculos religiosos, o según ellos, para ser cristianos, ha surgido una decepción al respecto, y es cuando ven que las personas que «aceptaron a Jesús» vuelven a sus malos caminos.
Lo cierto es que Jesús a nadie le dijo «acéptame», siempre les dijo: Sígueme. Porque Jesús quiere tener discípulos que guarden sus enseñanzas, que le obedezcan.
Debido a esa errada creencia, muchos son los que dicen que han tenido un encuentro con el señor Jesús, pero a los días, semanas o meses de haber dicho eso, vuelven a sus malos caminos y en muchos casos su estado viene a ser peor que el de antes.
Es ahí, donde muchos se preguntan ¿será que falló la palabra? ¿Será que Dios no logró transformar a esta persona? Y creo que eso es lo peor que alguien pueda decir, cuando la gente le quiere echar la culpa a Dios o a la Biblia y no al individuo como tal.
La Biblia enseña que quienes tuvieron la dicha de escuchar a Jesús y decidieron genuinamente cambiar su forma de pensar, reconsiderar sus caminos y seguirle, nunca volvieron a ser los mismos. Por ejemplo:
- La Samaritana: Una mujer fracasada, que vivía una vida inmoral, escucha a Jesús y se convierte en la predicadora de Samaria. (Juan 4:28-42).
- María Magdalena: Una mujer que tenía una mala vida, decide cambiar después de escuchar a Jesús y se vuelve en la primera persona en anunciar la resurrección de Jesús. (Juan 20:11-18).
- El gadareno: Un hombre sin esperanza, que deambulaba por las calles, dañándose a sí mismo, Jesús lo libera y vemos a este hombre restaurado, en su juicio cabal, predicando el evangelio en diez ciudades. (Marcos 5:20).
- Zaqueo: Un hombre cobrador de impuestos que hacia fraudes, escucha el mensaje de Jesús y decide cambiar su vida y recompensar el daño que había hecho. (Lucas 19:1-10).
- Saulo de Tarso: Un religioso, férreo perseguidor de la iglesia de Dios, yendo camino a Damasco, Jesús le sale al encuentro, le habla y de perseguidor, pasó a ser el más grande predicador del mensaje del evangelio de Dios. (Hechos 9:1-22).
- Entre muchos otros que la Biblia registra.
Sin duda alguna, lo que hace que una persona decida cambiar el rumbo de su vida son las palabras de Jesús, es el prestarle atención a lo que Jesús dice y no el repetir una oración ni levantar la mano, sino más bien el anhelo de cambiar su manera de pensar, reconsiderar su camino y alinearse a las palabras del maestro.
Tomaremos el pasaje principal que hemos leído como referencia, para encontrar algunas evidencias de cuando una persona ha experimentado un verdadero y genuino cambio en su vida, porque más que repetir una oración o levantar la mano, están los hechos que demuestran el cambio en la persona.
1. UN CAMBIO DE CONDUCTA:
Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. (Marcos 5:15).
La Biblia dice que este hombre andaba gritando, desesperado, pero también dice que de repente la gente lo mira y lo encuentra sentado, ecuánime, tranquilo.
Si hay algo que demuestra que usted ha creído en el Señor, es cuando usted tiene paz, un cristiano que no tiene paz es un cristiano que tiene que revisarse. Por encima de cualquier adversidad, estamos llamados a tener paz, esa paz que sobre pasa todo entendimiento:
«Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús». (Filipenses 4:6-7).
La Biblia dice que no debemos desconocer las maquinaciones del maligno, porque si hay algo que el maligno quiere quitarte es tu paz, él quiere que usted tenga temor, incertidumbre, desesperanza, que pase estresado todo el día, que usted no tenga paz, no le des lugar, no se lo permitas. El cristiano que es libre de la influencia del maligno, tiene que sentir paz en todo momento y situación.
Un hombre que andaba corriendo, gritando, cortándose con piedras, ahora estaba sentadito, con una tremenda paz.
Estamos llamados a tener paz en todas las áreas de nuestra vida:
a. Paz con Dios:
Muchas personas que profesan fe, viven con una incertidumbre tremenda, donde se sienten mal todo el tiempo y piensan que no están en paz con Dios. Si usted es un cristiano que cada día busca como vivir en obediencia a Dios, usted debe de reconocer que en la fe de Jesús, usted está en paz con Dios:
«Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro señor Jesús Cristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios». (Romanos 5:1-2).
b. Paz con los demás:
Ese hombre era un antisocial, nadie le podía hablar, nadie le podía sujetar, sugerir ni tratar.
¿Cuántos conocen a algunos cristianos así? Cristianos antisociales, que no se les puede decir ni siquiera sugerir nada, porque lo toman mal, porque se vuelven unos ogros cuando le decís que algo no anda bien en ellos, son cristianos que llegan a desconocer y aborrecer a sus hermanos en la fe, con tal de no reconocer sus faltas, pero no nos engañemos pensando que alguien así está en luz, pues la Biblia enseña:
«El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas». (1 Juan 2:9).
No podemos decir que estamos en la luz, si nos comportamos de una manera déspota y soberbia con nuestros prójimos. Tenga paz, paz con Dios y paz con la gente, la Biblia nos manda a que hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para estar en paz con todos los hombres:
«Hasta donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos». (Romanos 12:18 DHH).
Pero contrario a eso, muchos cristianos buscan como tener enemistades y no se esfuerzan por tener paz ni siquiera con sus hermanos en la fe, personas así dice el apóstol Juan, que aunque digan que tienen luz, aún moran en tinieblas.
2. CAMBIO DE APARIENCIA:
Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. (Marcos 5:15).
Este hombre andaba desnudo, pero de repente la gente lo vio vestido. Si usted ha tenido un verdadero encuentro con el señor Jesús, ha decidido cambiar genuinamente el rumbo de su vida y obedecer las enseñanzas de Jesús, usted tendrá un cambio de apariencia notorio.
Y no, no lo digo desde el punto de vista religioso, pues quienes me conocen, saben que no soy religioso, no se trata de andar siempre de saco y corbata, pero tampoco andaremos siempre de camisola, no se trata de andar una falda debajo del ojo del pie, pero tampoco se trata de andar una falda muy corta.
El pueblo cristiano debe entender que la gente te ve antes de escucharte, es por eso que es necesario que tengamos un cambio en nuestra apariencia. La gente te verá y hará un juicio de ti por tu apariencia, lo que les hables después, ya irá condicionado por ese juicio que se hicieron de ti, por tu apariencia.
Y es por eso que a veces el mensaje no tiene efecto en los incrédulos, no porque el mensaje no tenga el poder, sino porque ellos ya no te escuchan prestando atención, sino que te escuchan desde el prejuicio que se hicieron de ti. Como cristianos estamos llamados a vestirnos con decoro, con prudencia, portándonos varonilmente. (1 Timoteo 2:9; 1 Corintios 16:13).
Muchas veces, por la vestimenta se conoce a la gente, a los rockeros usted no los conoce por las canciones que le gustan, sino por la forma en cómo se visten. Si usted es cristiano, que su apariencia no demuestre lo contrario.
Y esto no solo aplica a tu apariencia externa, sino también a tu comportamiento y actitudes que la gente ve en ti, alguien que te vea con actitud de soberbio, altanero y egocéntrico, jamás va a creer que le vas a predicar del amor de Dios.
Si bien, ya dije, que esto no lo digo desde el punto de vista religioso, y también sabemos que de hecho, nosotros no somos religiosos, pero a veces en nombre de que «no somos religiosos», se cruzan muchas líneas delgadas, que no estamos supuestas a cruzar. Pablo lo dijo así:
«Ustedes, hermanos, han sido llamados a la libertad. Pero no usen esta libertad para dar rienda suelta a sus instintos. Más bien sírvanse los unos a los otros por amor». (Gálatas 5:13).
Cuidado cuando vuelves a proyectar lo que proyectabas antes. Imagínense al gadareno diciendo: «no somos religiosos» y por eso voy a andar desnudo. Suena ilógico ¿no? Lo mismo sucede con muchos creyentes.
3. CAMBIO DE MENTE:
Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. (Marcos 5:15).
La palabra griega que se emplea ahí para juicio cabal es: Sófroneó que significa: estar en su sano juicio, ejercitando control emocional y de la voluntad, pensamientos y decisiones sobrias, no pasionales.
Cuando usted ha salido de la influencia de las tinieblas, usted no puede estar haciendo decisiones pasionales o emocionales, usted tiene que hacer decisiones racionales. Usted tiene que tener juicio y ser cabal, usted debe usar la cabeza, Dios no te puso la cabeza para sujetar el pelo. Tenemos que tener buen juicio y en base al buen juicio tomar buenas decisiones sin excusarnos.
El que se juzga así mismo no será juzgado por nadie. Usted tiene que constantemente dejar de ser su abogado y convertirse en su propio juez de sus decisiones. Cuando usted se convierte en su juez, Jesús es tu abogado, pero cuando te conviertes en tu abogado, Jesús se convierte en tu juez.
Somos buenos para ser nuestros propios abogados y defender nuestra causa, nuestra manera de pensar y sentir, sin darnos cuenta que estamos actuando mal, nosotros debemos de juzgar incluso nuestras acciones con sano juicio y honestidad, para darnos cuenta cómo estamos delante del Señor. Si usted insiste en ser su propio abogado y no su juez, entonces el señor será tu juez y quien te juzgue. Yo no sé ustedes, pero yo prefiero que Jesús defienda mi causa delante del Padre cuando con sinceridad reconozco mis errores, en vez de tratar de defender yo mismo mi causa.
El hijo pródigo volvió en sí y empezó a tomar decisiones que lo acercaban al Padre, no que lo alejaban. Todo lo que te acerca a Dios son buenas decisiones, todo lo que te aleja de Dios, son malas decisiones.
Yo he visto a gente perder familias, matrimonios, negocios, etc. Por un momento de una decisión emocional. Moisés enojado hizo algo por emoción y perdió entrar a la tierra prometida. Usted debe tener cuidado porque si hay algo que el enemigo quiere es que usted haga decisiones emocionales, de las cuales después te puedes arrepentir.
4. CAMBIO DE DESEOS:
El que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. (Marcos 5:18).
Este hombre restaurado quería estar con Jesús, su anhelo era pertenecer a Jesús, no quería nada más que acompañarlo, tanto así que le rogó que lo dejase estar con él.
Usted como nacido de nuevo, debe tener apetito por la iglesia, apetito por orar, apetito por congregarse, apetito por ayunar, apetito por servir, etc. Usted está supuesto a tener apetito por las cosas de Dios.
Yo cuestiono mucho el cristianismo de la gente que se aburre en la iglesia, que negocian los días de culto, los días de oración, de la gente que no quiere predicar el evangelio del reino, de la gente que dice que es cristiano solo por conocer la Biblia y no por practicarla, en definitiva, de la gente que quiere ser cristiano a su manera (eso no existe).
Si usted no tiene apetito por las cosas de Dios o está perdiendo el apetito por las cosas de Dios, usted se tiene que revisar, porque quizás usted le está dando lugar al maligno y siguiendo nuevamente la corriente de este mundo, permitiéndole así que tome potestad otra vez de tu vida.
5. CAMBIO DE OBJETIVOS Y PROPÓSITOS:
Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban. (Marcos 5:20).
Este hombre no sólo tenía deseo por las cosas del Señor, sino que también cambió sus objetivos y propósitos, ahora su propósito era predicar el evangelio del reino de Dios y la autoridad de Jesús quien le había sanado.
Debemos tener cuidado cuando nuestros objetivos y nuestros propósitos sean los mismos que teníamos antes de conocer al Señor, cuidado con hacer las mismas cosas que hacías antes, porque eso solo indica que en realidad no hemos tenido un cambio genuino.
¿Cuáles son tus objetivos y tus propósitos? ¿Está Dios, su Cristo y su evangelio en tus planes? respóndete con sinceridad.
No basta con decir que somos cristianos, no basta con asistir a una congregación, de hecho, no basta tampoco con tener conocimiento de la Biblia, si al final, ese conocimiento no sirve para cambiarte y hacer las cosas a como Jesús nos manda.
El apóstol Pedro nos exhorta: «Como hijos obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a Dios». (1 Pedro 1:14).
Estamos llamados a ser santos, apartados para Dios y como hijos obedientes debemos de demostrar un cambio genuino en todas las áreas de nuestra vida. Tener un encuentro con Jesús no es levantar las manos y decir que lo aceptas en tu corazón un día y después seguir haciendo lo mismo, un verdadero encuentro con Jesús es encontrarse con sus palabras, con el mensaje del evangelio que tiene el poder de regenerar al más perverso ser humano, y compungidos por esa palabra, decidir cambiar el rumbo de nuestra vida, empezando a vivir una vida bajo los estándares del Nuevo Testamento, la guía a seguir es el hombre Jesús, él es el modelo de un varón aprobado por Dios (Lucas 9:35; Hechos 2:22).
Hemos visto cinco evidencias de alguien que ha tenido un genuino cambio, de alguien que no solo cambió ciertas cosas por fuera, sino que tuvo un cambio de pensamientos, un cambio de vida y sobre todo, que lo demostró con sus hechos. Hoy te invito a que permitas que el mensaje restaurador de Jesús regenere tu vida, a medida que tú mengues y él con sus enseñanzas crezca en ti.
«Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a Él sea la gloria en la iglesia en Cristo Jesús, por todas las generaciones y todas las eras, amén» (Efesios 3:20-21).