LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD

La doctrina de la llamada «Santísima Trinidad», fue elaborada por la religión Católica en su origen, entre los siglos IV y V. Específicamente entre los años:

  • 325 d. C.
  • 381 d. C.
  • 431 d. C.
  • 451 d. C.

Muchísimo tiempo después de Jesús, los apóstoles y el Nuevo Testamento. Esto se creó a través de varios concilios.

Según los creadores de esta doctrina, el Dios de la Biblia se quedó corto o no le dio toda la información a Moisés, a los profetas y a todo Israel acerca de su persona, aun cuando en repetidas ocasiones y a lo largo de la Escrituras les enseñó:

  • «Oye, Israel; YHVH nuestro Dios, YHVH uno es». (Deuteronomio 6:4).
  • «Dios no es hombre ni hijo de hombre». (Números 23:19).
  • «No hay Dios sino yo, no conozco ninguno». (Isaías 44:8; 1 Crónicas 17:20).
  • «Yo soy YHVH y no hay dioses conmigo». (Deuteronomio 32:49).
  • «Yo soy YHVH y ninguno más hay, no hay Dios fuera de mí». (Isaías 45:5).
  • «Yo solo hice el cielo y la tierra sin ayuda de nadie». (Isaías 44:24; 45:12).
  • «Porque Dios soy y no hombre». (Oseas 11:9).
  • «Mi naturaleza no cambia». (Malaquías 3:6; Salmos 102:27).

Para los creadores de dicha doctrina, incluso hasta el mismo Jesús se quedó corto al afirmar que el primero y más importante de todos los mandamientos es creer que: .».. el Señor es nuestro Dios, el Señor es una sola persona». (Marcos 12:29), y que solo su Dios y Padre es el único que es verdaderamente Dios (Juan 17:3).

También a los apóstoles de Jesús les faltó iluminación o no se supieron «explicar», cuando afirmaron que para nosotros los Cristianos solo hay un Dios, y que ese único Dios, es el Padre de nuestro señor Jesús el Cristo (1 Corintios 8:6; Romanos 3:30; Gálatas 3:20; Santiago 2:19).

Tuvieron que pasar alrededor de cuatro siglos después de Jesús y los apóstoles, para que unos cuantos «iluminados», nos «explicaran» (según ellos), progresivamente y través de muchos Concilios, lo que en realidad Dios, Moisés, los profetas, Jesús y los apóstoles quisieron decir, cuando afirmaron con toda convicción, que el Dios de Israel es una sola persona; único e indivisible.

Fue con esta doctrina que el número 1 empezó a tener otro valor, otorgado por los creadores de la doctrina de la Trinidad, donde la suma de 1+1+1 fue igual a 1. Donde al hijo humano de Dios se le empezó a llamar diferente, y de ser el hijo de Dios, pasó a ser «Dios el hijo». Donde al hombre Jesús, lo hicieron un tipo de hércules (Dios y hombre), fue con esa doctrina que esa gente «iluminada» empezó a «reinterpretar» (según ellos), lo que Dios quiso decir cuando afirmó muchas veces, que Él es el único que es verdaderamente Dios, y que no hay otro fuera de él. Fue con esa doctrina, que el valor del número 3 pasó a ser 1. Fue esa doctrina la que convirtió a Jesús en Dios.

A quienes creen en la doctrina de la Trinidad, poco o nada les importa lo que diga en sí la Escritura, ni lo que diga Dios o Jesús.

Pastores y líderes religiosos enseñan en las iglesias lo que en su religión les enseñaron a ellos, sin darse la oportunidad de verificar lo aprendido. Atacan, calumnian e instan a aborrecer a todos aquellos que no nos suscribimos a dicha doctrina, haciendo así honor al Credo Católico que finaliza diciendo: «… a éstos los anatematiza la iglesia Católica».

A dicho Credo se suscriben los Evangélicos de todas las ramas, sin darse cuenta que han quedado siempre bajo el yugo y el mando de la religión Católica, de donde salieron. Y ahora a través de esa doctrina quieren decirle a la Escritura lo que ella debe decir y cómo lo debe decir.

Dios no ha preservado la Escritura por miles de años, ni personas han sido asesinadas cruelmente a lo largo de la historia, por causa de preservar y compartir la Escritura, para que ahora digan que la Escritura no dice nada por sí sola, sino que hay que «interpretarla» de acuerdo al dogma trinitario.

La Enciclopedia Británica Última Edición 2014 dice:

Ni la palabra «Trinidad» ni la doctrina explícita aparecen en el Nuevo Testamento, ni Jesús ni sus seguidores intentaron contradecir el Shemá del Antiguo Testamento (Deuteronomio 6:4). La doctrina se desarrolló gradualmente a lo largo de varios siglos y a través de muchas controversias.

Lo que las iglesias necesitan hacer es escuchar atentamente a Jesús, tal como el Padre nos mandó (Lucas 9:35).

Si escuchas a Jesús atentamente y sin prejuicio alguno, te darás cuenta que nuestro señor Jesús nos enseña en Marcos 12:29 que el primero y más importante de todos los mandamientos, es creer que el Señor Dios es una sola persona y no una «Trinidad» o «Tres Manifestaciones».

Antes de ascender al cielo, nuestro señor Jesús nos enseñó que él tiene a su Dios leamos atentamente

«Jesús le dijo: No me detengas, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes». (Juan 20:17).

Estando ya en el cielo, siendo ya inmortal, nuestro señor Jesús nos enseña que él sigue teniendo a su Dios:

«A los que salgan vencedores les daré que sean columnas en el templo de mi Dios, y nunca más saldrán de allí; y en ellos escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que viene del cielo, de mi Dios; y también escribiré en ellos mi nombre nuevo». (Apocalipsis 3:12).

Sin embargo, pocos somos los que creemos estas enseñanzas del señor Jesús, sin agregarle ni quitarle.

Definitivamente el Jesús de la Biblia no es el Dios todopoderoso. El Jesús de la Biblia, es el Cristo, el hijo del Dios viviente (Mateo 16:16), a quien Dios trajo a la existencia en María (Mateo 1:18), no en el cielo, no antes de María. Jesús es el hombre elegido por Dios para reinar en el trono de David, para gobernar la tierra en la Era Venidera (Lucas 1:32-33). Fue el Padre a través de su poder, quien resucitó a Jesús de entre los muertos (Hechos 17:31; Romanos 8:11), demostrando así lo dicho por nuestro señor Jesús: El Padre es mayor que yo (Juan 14:28).

Debemos ser diligentes en el estudio de la Escritura y no dar nada por sentado, sino investigar por nuestra propia cuenta sin ningún prejuicio, si lo que se nos ha dicho es así o no, recuerden que de eso depende nuestra salvación, de eso depende que podamos gobernar junto con Jesús en el venidero reino de Dios.

Investigar no es ir a preguntarle a alguien de una religión, ni leer solo la versión Reina Valera 1960, sino hacer la tarea por su propia cuenta, consultando todo lo que está a nuestro alcance.

Dese la oportunidad de indagar si lo que ha heredado como fe, es la fe de la Biblia, la fe del antiguo pueblo hebreo, la fe en el único Dios verdadero, la fe de Jesús.

Orando a Dios para que esta enseñanza te ayude y haga crecer en conocimiento, te deseo:

"Gracia y paz les sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro señor Jesús" (2 Pedro 1:2).
Comparte y bendice a otros:

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