Jesús le dijo: Te aseguro que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le preguntó: ¿Y cómo puede uno nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso podrá entrar otra vez dentro de su madre, para volver a nacer? Jesús le contestó: Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de padres humanos, es humano; lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañes de que te diga: «Todos tienen que nacer de nuevo» (Juan 3:3-7 Versión Dios Habla Hoy).
Hola qué tal apreciados lectores, en esta ocasión como el tema lo indica, quiero hablarles de la nueva creación, esa creación fiel a su Creador, que inició con el hijo humano de Dios, Jesús el Cristo. Comencemos:
En la explicación que Jesús le da a Nicodemo, nos enseña algo de lo que muchos asistentes a las iglesias no se han dado cuenta, y es esto: que el cristianismo no es una religión, no es una ideología, no es algo de lo que me percibo, no es porque me congrego, no es porque un día pasé a hacer la oración del pecador, no es porque sé algo de la Biblia, ni siquiera es porque sirvo a Dios, que soy cristiano, el cristianismo del Nuevo Testamento es una nueva naturaleza.
Jesús le dice a Nicodemo, que para entrar al reino de Dios, nos es necesario nacer de nuevo, a lo que Nicodemo responde: ¿Cómo un hombre ya viejo puede volver a entrar al vientre de su mamá y nacer?
Al menos, Nicodemo entendió el principio básico: NACER DE NUEVO. Aunque lo comparó con el nacer natural del ser humano. Pero Jesús le aclara y le dice que él no se está refiriendo a ese nacimiento, sino al nacimiento que proviene por el poder de Dios en la vida del creyente.
Es decir, que según Jesús, un cristiano es una persona que ha nacido de nuevo y vive en esa su nueva naturaleza. Tenemos que entender que un cristiano no es una persona tratando de actuar como Jesús, el cristianismo es Jesús actuando en nosotros, y definitivamente eso NO es lo mismo.
Por ejemplo, una persona puede pasar al frente, decir la oración del pecador, porque quizás fue conmovido por el mensaje de ese día y decir en la oración: «Señor te doy toda mi vida y te acepto como mi Señor».
Pero luego, esta misma persona va a su casa y sigue tomando sus propias decisiones, en vez de ser Dios quien tome las decisiones por ella, eso indica que lo que dijo nunca ocurrió. Pero esta misma persona va a la iglesia y al cabo del tiempo ya habla como un cristiano, canta como un cristiano, se sabe algunos versículos de la Biblia, pero nunca nació de nuevo, nunca le conoció, porque nunca quiso perder su propia vida para ir en pos de Jesús, no es Cristo quien vive en esa vida, sino que esa persona es la que sigue tomando sus propias decisiones.
No nos podemos engañar, es sencillo: Si no hay muerte, no hay resurrección, así mismo, si no hay nuevo nacimiento no hay cristianismo. Necesitamos entender la naturaleza de la iglesia, ya que eso es fundamental, porque la iglesia expresa la naturaleza de Cristo.
Es indispensable entender que la carrera cristiana no está basada en el esfuerzo humano, ni en rituales religiosos que debemos cumplir, la carrera cristiana está basada en la cruz:
«Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará» (Lucas 9:23-24 RVR60).
Jesús nos enseña que cada día debemos de tomar nuestra cruz, y cuénteme apreciado lector, en los tiempos de Jesús, ¿A dónde eran llevadas las personas que cargaban la cruz? ¿Será que la gente cargaba la cruz para «aprender alguna lección»? ¿Será que los que iban a ser crucificados en la cruz, lo hacían para «ser mejores personas»? La respuesta es obvia: NO. La gente que cargaba la cruz iba directo a la crucifixión, es decir, a morir literalmente.
Entonces lo que Jesús nos enseña es que debemos morir cada día a nuestra vieja naturaleza, eso es negarnos a nosotros mismos, no hacer lo que la carne quiere hacer, sino lo que Dios nos manda a hacer, eso es tomar nuestra cruz cada día, hasta el punto de morir, es necesario hacer morir al viejo hombre.
Muchos asistentes a las iglesias viven sus vidas, tomando decisiones bajo el antiguo hombre, sí, ya están bautizados, sí, ya conocen la sana doctrina, sí. ya conocen la Biblia, algunos hasta enseñan la palabra, pero sus hechos demuestran que su carácter y sus decisiones no están basadas en Dios ni en la nueva naturaleza, sino que están basadas en el ego, en el orgullo, en la soberbia, en hacer mal al prójimo, es decir, viven sus vidas sin experimentar el nuevo nacimiento.
Si bien es cierto, todos los que hemos nacido del Espíritu, portamos ahora dos naturalezas, sí, el viejo hombre sigue estando ahí. El apóstol Pablo lo dice así:
«Y aquello que no quiero hacer, eso hago, y aquello que quiero hacer, eso no hago, y descubro que hay una ley: que el mal está en mí, que es la ley del pecado que mora en mí» (Romanos 7:15-24).
En ese relato, Pablo concluye y nos dice: Iglesia, el enemigo está dentro de nosotros, la principal guerra es contra la carne. Sabiendo esto, es que Pablo también dice: ¿Saben qué hago yo? Estoy las 24 horas del día crucificado:
«He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí» (Gálatas 2:20 NVI).
«Sabemos que lo que antes éramos, fue crucificado con Cristo en la cruz, para que el poder de nuestra naturaleza pecadora fuera destruido y dejáramos de ser esclavos del pecado» (Romanos 6:6).
¿Saben para qué? Para que no viva yo, sino que viva Cristo en mí; así que, hasta que el Señor no regrese, esto es una guerra, donde yo debo menguar hasta morir y Cristo crecer hasta gobernar mi vida por completo.
Es por eso que la orden apostólica para nosotros también es: «Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal» y «No satisfagan los deseos de su naturaleza pecaminosa. Porque los deseos de la naturaleza pecaminosa son contrarios al Espíritu, y los deseos del Espíritu son opuestos a la naturaleza pecaminosa» (Colosenses 3:5; Gálatas 5:16-17).
«Porque si viven bajo el control de su naturaleza pecaminosa, morirán para siempre, pero si usan el poder del Espíritu para hacer morir las cosas malas que hacen, vivirán para siempre. Los hijos de Dios se dejan guiar por el Espíritu de Dios» (Romanos 8:13-14).
Ya que dentro de nosotros está la carne y el espíritu, Adán y Cristo, el viejo hombre y el nuevo hombre, lo primero y lo segundo. Adán tiene una mente, y Cristo tiene una mente. Pablo dice: «… pero nosotros tenemos la mente de Cristo» (1 Corintios 2:16b).
Por lo tanto, es bueno reconocer que el cristianismo no es una creencia, el cristianismo no es una enseñanza a poner en practica, el cristianismo ni siquiera es almacenar mucho conocimiento, el cristianismo es una nueva naturaleza, una nueva naturaleza fiel a su Creador, y es una naturaleza que se expresa, los frutos serán la evidencia de esa nueva naturaleza en la que estamos llamados a vivir.
Un árbol de aguacate, dará aguacate no nancites. Si estás en Cristo, hay evidencia de vida, por sus frutos se conoce el árbol.
Por eso, Jesús les reprochó a los fariseos y les dijo que ellos sabían mucho de la Escritura, enseñaban a la gente, la gente los admiraba, servían a Dios, pero estaban muertos.
Y a uno de ellos le dijo puntualmente: Nicodemo, te aseguro, por mucho que sepas de la Escritura, por mucho que enseñes a la gente la verdad de Dios, por muy maestro de Israel que seas, si no naces de nuevo, no podrás entrar al reino de Dios.
En Cristo Jesús estamos completos, Jesús es el inicio de una nueva creación fiel a su Creador, nosotros estamos llamados a pertenecer a esa nueva creación, a ser parte de la familia de Dios, que gobernará la tierra en el reino de Dios, en la Era venidera.
A través de este artículo, les digo a todos aquellos asistentes a las iglesias, que están ahí, que se sientan en las sillas, que cumplen con ciertos requisitos de sus congregaciones, pero su corazón no está en Jesús, su vida no está en Jesús, sus decisiones no están en Jesús, su carácter no está moldeado en Jesús, es necesario permitir que Dios a través de Su Santo Espíritu obre en sus vidas, es necesario crucificar todos los días nuestro orgullo, nuestra soberbia, nuestro temperamento, nuestros malos deseos y nuestros malos pensamientos, es necesario morir todos los días, para poder nacer de nuevo, vivir en esa nueva naturaleza, ya que solo así podremos entrar al reino de Dios.
Espero que este aporte edifique tu vida y te ayude para continuar en la carrera de la fe, a ti y a las personas con quienes lo compartas. Como siempre es un gusto saludarles apreciados lectores. Y recuerden que:
"Todos los que pertenecen a Cristo han crucificado su naturaleza carnal, junto con todas sus pasiones y deseos pecaminosos" (Gálatas 5:24).
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[…] En el artículo anterior, estuve hablando acerca de la nueva creación y su naturaleza, esa nueva creación fiel a Su Creador, si usted lo leyó, le será más fácil comprender este nuevo artículo, sino lo ha leído lo invito a hacerlo: https://lafedejesus.net/la-nueva-creacion-y-su-naturaleza/ […]